LUNA DEL AMOR VISCERAL
Algo me sucede para vivir, para cuidarme de estos delirios.
Luis L. Pita.
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“Y quizá el amor no es más que eso”
vivido como correntada de agua
galopando sobre espejos escarlata.
Quizá el amor no sea más que eso:
Grito irascible de ala, herradura de fuego,
Asfalto de mediodía mordiendo los labios,
Conquista de don Quijote pensando caminos
Inciertos. Agua atravesando claveles hambrientos.
Luna del amor visceral sin admitir resquicios
Luna grande tendida en los pianos del aire,
Y respirando hasta beber todo el césped del tiempo.
Quizá el amor no sea más que la perversión
De estar solos y crear ficciones imperturbables,
Subir al cielo en bicicleta, tener buenas relaciones
Familiares y descubrir que el uno es para el otro.
Quizá el amor sea morir. Sí. Morir en la retórica
De horizontes irreales, deshaciendo vestidos
O gozando las razones de peinar el hechizo
Hasta hacerlo eyacular sobre iracundas pupilas.
Luna del delirio en los hilos del orgasmo.
Luna donde la locura se convierte es ascua
Y el deseo invalida toda palabra. Todo cerrojo.
No me interesa el fuego doméstico. No me sirve.
Prefiero entonces morir condenado a la indiferencia.
Te quiero con los muslos del corazón abiertos
Y bebiendo esa espesa sed de las llamas.
Te prefiero con temblores espectrales de acordeón,
Suspendida en la hipotenusa de los pensamientos.
Te prefiero con la loca desnudez del cristal,
Con olor a sahumerio, cuerpo a cuerpo,
Haciendo del horizonte una lluvia permanente.
Te prefiero así, con olor a caracoles de río,
Y jugar con los pequeños anzuelos de la música...
Isla Santa María, 7 de abril de 2004
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