Del invierno nacen flores.
Ellas crecen en el tejado impetuosamente.
Allí abren la boca viejos follajes.
Sobre la madera, las tejan crepitan
Como un río entre piedras.
En mi casa respiro violines vegetales.
Mis pies saben andar entre el agua.
Mi olfato se llenó con el incendio
De los azahares. Con el arrayán maduro.
Así he vivido desde niño:
Cubriéndome con la sábana del invierno.
Nunca tengo soledad cuando me besan sus gotas