Besé tu boca dulce
por vez primera
en sol de primavera;
pero un calor de perfume
se devolvía leve
en la noche silente.
Besé tu cuello suave
seda pura de oriente
en una tibia tarde;
pero en la fuente
regresaba tu mirada
en la fría madrugada.
Mi mirada se perdió
deslizándose en lágrima
que bajó muy cálida
y al caer se extinguió.
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