Salvajes aguas, tormenta a borbollones;
instintos carnales inquietan los sentidos;
sombras funestas de los niños perdidos,
en bacanales de abismo, huracán de pasiones.
Máscara maldita de psique aterrada,
cubismo heredado por sangre falible;
El instinto animal y la razón malvada,
en búsqueda tenaz de placer indecible.
Ánima perdida como prometeo encadenada
en hastío recurrente, temporalidad esclava
del tiempo sordo que se escapa y se clava
en vientos rebeldes de la forma condenada.
Búsqueda de lo eterno, el paraíso perdido
hasta portales arcanos de furia infernal;
Hades cuadricula su veredicto preferido,
mientras Heráclito busca los hijos del mal.
El sol flameante que devela y asombra;
la desnuda inocente al miedo renuncia;
La materia cambiante regresa a la sombra
y el Trino inmortal su nombre pronuncia.
Renace alma ahora, de la semilla plantada
por el amor a la vida, vestida en diamantes.
Como mariposa que ansía su flor adorada,
una sed insaciable de verdades radiantes.
Ideal cristalino del corazón verdadero
Bendito sorbo de luz, miel del paraíso;
búsqueda existencial del uno indiviso
centro de luz latiendo en el cosmos entero.
|