Canto al amor infinito y al alma danzarina
en el fuego sagrado que a la sombra asusta.
Canto al peregrino y al guerrero que camina
con los pies descalzos por la senda justa.
Canto con el amor colosal del universo
a los que han perdido la fe al creador.
Canto a la vida que se afina en lo adverso
para entonar melodías eternas de amor.
Por cuarenta noches y cuarenta días
Cantaré al Cristo y a su gloriosa divinidad.
Cantaré mil siglos por las amargas agonías
de mis hermanos errantes buscando la verdad.
Y si no ha de sonar para siempre mi voz
como cuerda de luz engarzada en cuerpo mortal,
al crujir mis huesos cuando azote la hoz
morirá la carne pasajera , no el espíritu inmortal.
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