Cuan larga es la agonía de tenerte
saberte lejos, distante y no poder verte,
viviendo a diario la desesperanza
de no saber donde meterme.
No poder amarte sin medidas
esperando en la negra oscuridad
tus palabras de amante amiga
dándome tu amor sin mentiras
He vivido en tus brazos
la alegría de la caricia prohibida
el sublime beso de la entrega total
sobre la frente de una leona dormida.
Son dos rosas con la misma esencia
que mueven las caderas con pertenencia
bailando un vals en toda su esencia
y jurando amarse sin diferencias.
De esta dicha la luna es el mudo testigo
pues al iluminar las ramas del árbol dormido
pareciera que las amantes buscaran asilo
abandonándose en los brazos de cupido.
No es pecado este amor que no termina
cuando muere la noche y nace el nuevo día
pues el sentimiento existe en dos almas
que se penetran de madrigales de castilla.
Asi es este amor que pocas veces toca,
el alma y el cuerpo de una gaviota
que jamás ha volado más allá de las rocas
y se resiste a caer en el misterio que la provoca
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