Aquí a obscuras en el silencio inconsciente
sola siempre con mis deseos ardientes
viviendo en el pasado y no el presente,
evocando aquella mirada de ternura
reteniendo la calidez de tus manos,
el roce de tus labios sobre mi vientre,
tus brazos rodeando mi cintura,
y dos cuerpos de amor vehementes.
Te siento tan cerca al evocarte,
que comienzo a sudar para retenerte,
conozco cada momento al detenerte
que mi piel se eriza aun sin conocerte.
la fricción de mi tez al amarte,
el oído fino al escucharte,
los belfos cansados de llamarte.
Es el preámbulo perfecto de esa era,
que callada con paciencia espera,
esa frescura de un amor candente
y la entrega total de los nuevos amantes.
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