LA SONRISA DE MARÍA
No fue una noche grata
porque en la madrugada
volaban pájaros
huyendo de su miedo
persiguiendo sonrisas
María estaba en lo cierto
en cada sonrisa los matices
se convierten en la esencia
sin imposturas
sin gestos que delatan
la lealtad como signo
como camino del ser
cómo sonrisa llena de luz
María siempre entendió
que amar despacio
no era prohibido
ni alteraba para nada
ciertas reglas abruptas
de esa moral
de colores grises y anodinos
Su ternura de seda
la expresaba como nadie
en aquellas sonrisas
de las tardes de otoño
entre la niebla fresca
que le servía de abrigo
María es filosofía
porque porta con elegancia
una parte
de la ciudad de dios
en su sonrisa de plata
Confieso que vivir sin ella
sin ver sus ojos negros
cada día, cada instante
sin recorrer con mis besos
su cintura de amapola
su inocencia perenne
y su majestuosa ira
cuando siente que
pudo ser mejor
María guarda en el baúl
de su sonrisa los secretos
más vitales de su corazón
con el que piensa y siente
con el que escribe y sueña
Ella es la sorpresa cotidiana
la lírica promesa que
se expande en el átomo
en las pequeñas cosas
para elevar a ciencia
el más lindo de los besos
Su forma de querer
es sabía
como los mares
de la luna
y su bahía de los sueños
No hace concesiones
a la parte más vulgar
de las creencias
y de los crédulos
que sólo nacieron
en esas apariencias
que viven sin vida
Y María sonríe
con el desparpajo propio
de quién sabe
que ningún pájaro
vuela dos veces
en la misma brisa.
Es por eso que
María es la ternura
también mi filosofía
y así la quiero
la siento y la presiento
hasta que su regreso
se haga acto
y su maternal ternura
permanezca en mi
por siempre
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