No sabemos si fueron suficientes
Los anhelos de un ser atormentado
Las rosas que en invierno flagelaron
La virtud unívoca y errante
De los silencios todos alertados
Por la voz ronca y estridente
De una ciénaga rota por el ruido
Que escondía en el viento
Una mañana azul y arlequinada
No sabemos siquiera si la luz
Al norte de los puntos cardinales
Buscó refugio en la caverna
De aquel Platón de las ideas
O del sucio barril de Diógenes
El que hizo de Grecia una moneda
No sabemos tampoco
Si fueron suficientes las mentiras
Que alzaron estandartes malheridos
En medio de banderas humilladas
Por el rencor tardío de unos dioses
Que moribundos y atónitos
Cantaron laudes disonantes
En los albores silentes de un olvido
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