Siempre quise saber por qué llorabas,
entre silencios de piedra y alboradas,
¿Por qué encerrabas las palabras?
¿Porqué matabas el tiempo en la ventana?
Todo fue un sueño y mal querencia,
que te atrapó rompiendo tus enseñas,
aprisionando el ser entre tinieblas.
|