Todo parece distinto,
a orillas de este invierno,
que pasa despacito,
entre calles de piedra,
y el sigiloso umbral del corazón,
que late acompasado y sereno.
Unido entre lúdicos deseos,
el pensamiento se hace dicha,
y con cierta parsimonia,
deshace las palabras,
que descansan entre risas,
y retumban insistentemente,
queriendo retornar a lo que pudo ser,
y quedó en ilusión,
o en la desfachatez del
¡VUELVA USTED MAÑANA!!
Cuando se piensa despacio,
hasta las apariencias se esconden,
y se delatan como efímeras,
como falsas alarmas que suenan en el alma.
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