Retumban los versos como truenos,
en la triste alborada que se queja,
de silencios que matan por la espalda,
de verdades que pesan en el alma.
Tú poeta que escondes la luna
en tus entrañas,
y la besas,
y la abrazas,
no te tiemble la paz cuando la atrapas,
elévala hasta el cielo,
que viaje entre las nubes como balsa,
y acaricie al mortal hombre del llanto.
No te eches atrás, no retrocedas,
tú que ves más allá de las estrellas,
llora, canta, escribe,
apretando los dientes si hace falta,
y con tu verbo color verde esperanza,
completa al hombre desvalido,
que aturdido por tantos sentimientos,
arrastra sus miserias en el alba.
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