En esta tarde linda,
matizada de rojo,
dibujada en el cielo,
con pinceles de seda,
con líricas preguntas,
de amores,
de silencios,
de miradas perpetuas,
de abrazos,
de besos en la esquina...
En esta tarde,
aparecen,
con una impronta que me grita:
¿Realmente me quieres?
Me quedo pensativo,
unos instantes,
y deduzco,
desde el mismo centro de mi alma,
que por quererte, amor,
subiré al infinito,
destapare su cara,
y allí,
buscaré con ahínco una rosa blanca,
una amapola,
y sin pensarlo dos veces,
te traeré palabras,
no aquellas huecas y vacías,
tampoco las que registran lágrimas,
ni las que encierran tristeza.
Subiré al infinito,
y contaré las veces que he soñado contigo,
y te las mostraré sin sombras,
sin testigos...
Si aún así la duda persiste en tu universo,
¡Amargamente lloraré!
porque entonces la ausencia
ocupo mi lugar,
¡Porque entonces eres tú quien no me quiere!
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