Sentí mi interior
lleno de estrellas,
llamaban al sol
y este no les respondió.
Corrían por mi interior
buscando la salida.
Cansada de ayudarles
en su huida
sobre rosales tempranos
me quedé dormida.
Por la piel abierta
de las espinas
empezaron a dibujarse
hilos de sangre
de formas finas.
Mi piel rasgada
daba salida
a las estrellas,
ya no cautivas.
|