La ventana de la realidad está cubierta de hiedra, enredándose en mí... uniforme... forma parte de la piel, recorriéndome, inyectándose en mi savia-sangre.
Sufro la metamorfosis. Mis dedos; hojas secas. Mis brazos; ramaje retorcido. Mis pies arraigados a la hora confusa.
Soy árbol con el vientre preñado de serpientes, copuladas por la angustia, se amamantan de mi veneno.
Fósil de una vida pasiva, ojos huecos. Seguiré andando por el camino de círculos. Cayendo por mi reloj del abismo, hasta asirme a una nueva manecilla.
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