LAS HORAS II
Multitud sin rostro, ánimas sin nombre sonriendo al vacío, envidiaba con recelo absurdos pensamientos. Ellos tienen la llave...la llave de la felicidad...la llave del Universo...
III
Alguna vez tuve esa llave. Alguna vez me vestí de amnesia. Hoy sólo recuerdo la amargura. Olvidé probar el elixir de la juventud infinita.
Mi silencio es grito, grito de miradas; desgarrador... carcome amaneceres.
Me sumo en el insomnio, horas ardiendo en la ansiedad. Ojos teñidos de cloro. Labios sellados con la cruz de la insolencia, cubiertos por un nido de moscas.
La luna envenenada llena de hambre mi sed, una niña desconocida suspira en mi dolor.
Tanta bruma no me deja escuchar mi yo profundo...he tapiado con un velo oscuro la ventana húmeda de la realidad, queda esperar el último latido.
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