Se alargan ,
delgados y necios los segundos,
eternos a la vez fugaces,
intensificando el sentimiento
apetito de tu gloria
Abrumadores,
paran el reloj de la vida.
Mi corazón con él,
se aletarga al ritmo de la espera
casi inaudito hace eco en mis oídos.
Rodeada de esa quietud
asfixiante, ya las horas
no pasan por la delgada línea del espacio.
Se acortan las palabras
congelando el paisaje.
Mis ojos ya no observan,
sólo buscan la señal de tu regreso,
no llega nunca.
Se petrifica la lluvia de mis ojos
ayer agua sutil,
hoy manantial de sequía.
Hace tiempo estoy muerta,
desde tu alejamiento,
la utopía huyó a otros parajes
donde aún pernoctan.
Mi memoria, mar de angustia,
con tu sombra resplandece,
la retorno a la amnesia,
a la profundidad del vacío,
no quiero una felicidad estúpida.
A pesar de este mutismo
hoy el edén
de luto se desperdicia,
hay una llama oculta,
-cruel esperanza -
volverás a mí.
14-12-04
Sandra
|