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Cuando creí que mi camino no tenia perdida, que nunca se bifurcaría, que solo tenia un sentido y que ya nada lo perturbaría... apareció en él un sendero con tentadoras rosas, y a su alrededor prados verdes, era embaucador, el aroma que alcanzaba embriagaba mi sentido .
Por un momento, tuve mis dudas, yo desconfiada pose uno de mis pies en él, al hacerlo volaron los colores de las mariposas, y una fresca brisa arrullo mi piel, haciéndome olvidar cual era mi camino y posando el otro pie.
Poco a poco fui quedando cautivada ante tanta belleza que colmaban mis oídos, sin darme cuenta del tiempo transcurrido y de lo que había andado hacía sus adentros, estaba apresada en un bosque desconocido, que parecía estar lleno de amor y a la vez de muchos retos.
No son hacederos los manjares que se muestran ante nuestro ojos, no sabemos su sabor ni su fondo, pues ante nosotros parecen ser hermosos y halagadores y al probarlos pueden no gustarnos. Y eso es lo que paso con este sendero lleno de armonía y de claridad, que según fui abriendo los ojos, las rosas eran cardos, los prados verdes eran cactus, y el dulce aroma desprendió un hedor venenoso.
Corrí sin rumbo, como perdida, en busca del camino que me mantenía segura y cuando ya no tenía noción del tiempo ni del norte, algo en mi corazón me devolvió el camino del amor, llevándome hasta su salida.
EL CAMINO QUE YO UN DÍA DEJE A UN LADO, ME ACOJIÓ DE NUEVO Y ME HA PERDONADO
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