Como un ángel, entraste en mi vida,
cuando ya nada me importaba
y en nada creía,
cuando las riendas de mi alma,
las llevaba el desazón
y la apatía.
Ahí, estabas tú, apoyándome
con tu mejor antídoto,
el amor y la ternura.
No perdiste la cordura,
siempre con tu lealtad y constancia,
a pesar de mi locura,
intentabas que mi mente estuviera clara.
Y ahora, en el baúl de mis recuerdos,
tú formas parte de la mayoría de ellos,
los hay dulces y los hay amargos,
y ahí estás tú, en esos momentos.
Eres el ángel que vino en mi ayuda.
Eres el compañero, que me guía en mis días
dándome la luz, que en la oscuridad me alivia .
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