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Algún día
es posible que en una hora cualquiera
al escribir un poema te encuentres solitario
o cargado de palabras que buscan un refugio
de la lágrima que rueda por la mejilla golpeada,
por la certeza del amargo presagiado del adiós,
aunque se sigan los caminos tomados de la mano,
es posible que en un día de sol una nube te cubra
y no sientas el calor que tu piel anhelaba,
como también es posible que la luz de una mirada
sea la guía hacia el amparo de un corazón que te acune
y abrigue del frío intenso de la melancolía,
algún día es posible que la pluma que guía mi mano
no cuente del dolor que desgarra, que lucha infinito
por saltar de mi alma, por dejarme libre y sentir al fin,
que valió la pena conocerte,
aunque siempre es posible que aunque te tenga delante
nunca más vuelva a mirarte,
que nunca más te sienta aunque tus labios me recorran,
y concluya que puede suceder,
que siga yo escribiendo con la tinta derramada
de la pena que me habita.
Algún día, ¡sí! algún día, es posible que me busque y no me encuentre
entre todos los seres que rondan la vida pregonando airosos que ¿existen?
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al descorrerse el velo de los ojos que aunque cerrados soñaban con estar despiertos.
Julio 26 de 2005.
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