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Lloro por mí que no por ti,
lloro por ser la mujer que he sido,
por la mujer que quedó sembrada en el dolor,
por la mujer que amó sin reparos,
por la que luchó sin tregua por su vida,
por la que creyó aún en sus años, cándidamente,
en el ser humano bueno y honesto.
Lloro por mí que no por ti,
déjenme llorar para lavar mis culpas
en la culpa del sentir lo que nunca debió ser.
Hoy la esperanza se pierde:
en las nubes obscuras que toldan al cielo y lo pintan gris,
en el viento frío que envuelve el mañana,
en la razón perdida de esta locura que fue
ilusión, pasión y sueño de una nada,
de un mundo cruel que se signó del fin
que justifica los medios en tu razón de ser.
Lloro por mí que no por ti
que soy la mujer que soy en este hoy
donde la pena carcome mi alma,
donde la risa se escapa de mi labios,
donde el dormir es una tortura,
donde el soñar es una pesadilla.
Lloro por mí que no por ti
déjenme llorar ahora...
que aún me queda tiempo,
que aún puedo gritar al espacio que me circunda,
que aún puedo escribir estos versos:
que son desahogo,
que son las lágrimas que escritas quedan,
que son la tinta que manchan negro,
que son las letras que perdurarán en el tiempo...
de quien las guarde, de quien las lea,
de quien sienta un rastrojo de ellas en su haber,
de quien encuentre en ellas un pedazo de su ser.
Lloro por mí que no por ti:
que eres libre,
que fuiste libre,
que serás libre...
mientras yo vivo en la cárcel
de este ser que no soy en mí.
Lloro por mí que no por ti...
Migdalia B Mansilla R.
Fecha: en cada lágrima derramada...
Noviembre 12 de 2003.
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