CON DISGUSTO Y DESAGRADO
Muy dura fue nuestra infancia, justo en plena dictadura,
cuando a trancas y barrancas nos metían en cintura,
si es que escapar se lograba, de la criminal tortura.
Debo decir, que a la fuerza, fui sumiso y obediente
por supuesto en apariencia, que vivir naturalmente
a todas luces quería, por entonces simplemente.
Hoy ya desde la distancia, lo recuerdo resignado,
que interpretar no quiero, felizmente acomodado,
sino más bien con disgusto, y bastante desagrado.
|