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DÉCIMAS ESPINELAS
Es para morir del llanto
ver que la miseria mata
y que las iras desata
hasta producir espanto.
Ojalá del cielo un santo
baje de pronto a la tierra
y acabe ya con la guerra
que entretiene al ser humano
cuando yendo de tirano
en vida igual nos entierra.
¡En verdad estamos muertos!
al menos así parece
porque la miseria crece
y todos seguimos tuertos.
Porque sin estar cubiertos
apenas si protestamos
y callados nos quedamos
mientras nos suben la luz
que vivir es ya una cruz
a la cual nos agarramos.
Que la dignidad en venta
muchas veces la ponemos
porque aún sangre tenemos
diría hasta los noventa.
Si es que antes no nos revienta
afrontando los achaques
que según los almanaques
los años ya no son pocos
a tenor de los sofocos
y de los continuos jaques.
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