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SONETO
FALTOS DE FE Y HUYENDO AÚN DEL FRÍO
Faltos de fe y huyendo aún del frío
sobreviven, por Dios, los refugiados,
que al ser de sus países expulsados
forma no existe de arreglar el lío.
No creo que el prejuicio sea mío
si lástima me dan los afectados,
que siendo de por vida machacados
fácil que mueran sin decir ni pío.
Reconocer resulta lamentable
que las potencias hacen su negocio
vendiéndole al pringado su armamento,
sin cuya aportación lo más probable
dejaría al vándalo sin socio
que justifique al mundo tanto cuento.
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