DÉCIMA ESPINELA
Cual una daga incendiaria
Cupido clava su flecha,
tan bien de regusto hecha
que acaricia cual plegaria.
Y es que nunca la contraria
llevarle a nadie conviene
pues si respuesta no obtiene
deja huellas con matices
y en la piel sus cicatrices
cuando de penas se llene.
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