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SONETO.
Hoy no se puede dominar del todo
qué sorpresas la vida nos depara,
porque si el odio todo lo acapara
hundidos moriremos en el lodo.
Será que quienes buscan su acomodo
no sueltan ni de coña la cuchara,
y si vieran alguna cosa rara
al vecino le empujan con el codo.
Sigamos pues hablando de los males
los poetas en verso y por narices
de un lado al otro, sí señor, del charco,
porque yendo las cosas tan fatales
dios mediante, rompamos directrices
y cambiemos el rumbo de este barco.
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