Bajel soy a la deriva
movido al son de los vientos,
nunca mares tan violentos
rompieron tanto mi estiba.
Pues cuando la proa esquiva
con hábiles movimientos
las olas de sus tormentos,
hasta el velamen se criba.
Mejor cesar la pelea
permitiendo que las olas
a su ritmo se moderen
y esperar que la marea
deje de hacer sus cabriolas
aunque sus fondos se alteren.
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