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SONETO.-
Nos llenan de mentiras la cabeza
el poder y también las religiones,
que al unísono montan sus marrones
con la mayor y sádica agudeza.
Pues sin ningún atisbo de rareza
al infierno nos mandan a empujones,
mientras tanto por todos los rincones
se derrumba sin fin nuestra grandeza.
Será que con rayanas amenazas
ante Dios nos sentimos impotentes
y por supuesto siempre desarmados,
porque suicidas son todas las bazas
que podamos sufrir como inocentes
una vez se nos tacha de pringados.-
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