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Soneto Blanco.-
No quiero verte con mis ojos fieros
y con mis besos arruinar tu aurora,
porque no fuesen ciertas mis caricias
tratando de abusar de tu inocencia.
Quisiera con pasión tu gran ternura
seguida de tus púdicos abrazos
para que siempre gocen a la par
nuestros tan inocentes corazones.
Jamás pensé que nunca yo te amara,
por cuyo sino tuve una gran suerte
y desde luego gracias siempre doy
porque no seas pasto del olvido,
aunque a veces los tímpanos me ladren
y mis discretos ojos te murmuren.
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