Nostalgia siento al recordar el gato
que conmigo pasaba todo el rato
aquellos años lindos de la infancia
cuando cruel se mostró la tolerancia,
y también poderosa la ignorancia.
Tanto que al pie de una cultura rancia
al límite crecieron mis neuronas,
tal que fueran robustas campeonas
ansiosas por salirse ya del plato.
Hoy con humor lo veo en la distancia
sin tener que arrastrarme por las lonas.-
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