Saber quisiera el mal que me fastidia
quizás porque al vivir libre de envidia
a nadie tengo que rendirle cuentas.
Y gracias doy que para mí las rentas
las tripas me mantienen bien contentas,
aunque tal vez de libertad sedientas
al tener que sufrir los pormenores
de una gran cantidad de abusadores.
Yo no sé si a vivir me iría al Polo
donde no existan cábalas violentas
que sacar me pretendan los colores.-
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