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EL HOMBRE VOTA Y DIOS LUEGO DECIDE
El hombre vota y Dios luego decide
más o menos, nos dice la experiencia,
pues aunque tú trabajes a conciencia
nunca se logra aquello que se pide.
Ojalá la miseria se liquide,
y los malos augurios en esencia
no sepulten al pueblo en la impotencia
donde la depresión toda se anide.
Que mal me suena amigo lo del mazo
que conlleva el asunto religioso
al hacer de la vida un vil infierno.
Hoy prefiero la quimba a un latigazo
porque víctima fui del vil acoso
ejercido sin piedad por un gobierno.-
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