Como la luna, el sol y las estrellas
a menudo también me pertenecen,
al cielo gracias doy que luz me ofrecen
sin que dejen atrás sutiles huellas.

Porque rápidas son como centellas
cuando por las rendijas aparecen,
quizás porque en sus páramos se mecen
lejos de todo tipo de querellas.

Son para mí un tremendo y gran misterio
y a su existencia rindo mi homenaje
hoy desde mi mayúscula ignorancia,

pues no cambio a menudo de criterio
estando como estoy siempre de viaje
recordando los sueños de mi infancia.

Luis Pérez