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SONETO ALEJANDRINO.-
En mi vida conozco superior compañía
en la cama, en invierno, que una mujer ardiente,
que de sus cualidades sea honesta y consciente
si a compartir se presta toda su fantasía.
Puede que tanta suerte no haya sido la mía,
quizás porque al mostrarme casi nada exigente
del asunto he pasado justo por la tangente
y tarde, se me antoja, poder probarlo hoy día.
Que nunca será tarde si tanta dicha es buena,
que la vejez a veces no la traen los años,
sino, según parece, los golpes recibidos,
con los cuales, el hombre a placer se envenena,
hasta que cotejar no pueda sus apaños
y sin frenos camine presa de los olvidos.
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