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Cuando la crítica persigue sólo
tocarle las narices al contrario
mejor de mí se olvide el adversario
porque a veces mis neuras no controlo.
Puede que del tirón me largue al Polo
y me ponga a rezar sin fe un rosario,
pero pinta no tengo de corsario
ni en peleas absurdas hoy me enrolo.
El arte, como el verso, a veces gusta,
otras puede pasar inadvertido,
pero siempre es asunto del poeta,
y no de quien maneje bien la fusta
porque así le resulte divertido
dispensar por la cara su receta.
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