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No quiero ni pensar que la obediencia
vestida con su traje espiritual,
pretenda que parezca natural
que el mundo entero acate tal creencia.
Pues con bondad se mueve la conciencia
salvando como puede el carnaval,
y sin que comprometa su moral
muy poco tiene que decir la ciencia.
Sin cesar se retuerce el pensamiento
con palabras que lleva siempre el viento
cuando tanta verdad le comprometa,
o en su interior el interés se meta,
hasta que acabe por romper el llanto
pidiendo su perdón al mejor santo.
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