¿Cuánto debe cambiar mi parecer
para ser aceptado en sociedad,
sin tener que arrastrarme de verdad
víctima de sufrir un malquerer.?

Bien que lo sabe el Dios del gran poder
que habiendo de encajar mi vanidad
no quisiera agotar la voluntad
atado a tan insulso menester.

Pues no logro enfocar ningún esfuerzo
a lo loco y sin metas a la vista
pareciendo que busco otro presente,

cuando es verdad que siempre me retuerzo
al vender mi razón por una pista
que hasta sonar pudiera improcedente.

Luis Pérez