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Y sale la palabra de mi boca
como si fuera un loco torbellino,
como si hacer quisiera su camino
y presumir que nunca se equivoca.
En hiel convierte todo lo que toca
y de sobra lo sabe mi vecino,
cuando a cambiar empieza su destino
sintiendo que mi labia le provoca.
Decir no puedo yo seguramente
que quien me escuche, por favor, ignore
si herido de momento se sintiera,
pues el veneno sale de mi mente
sin que la lengua de cartón se atore
por más que el hecho suene repelente.
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