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Cuando la voluntad se desvanece
el mundo se nos cae todo encima,
hasta el extremo de que nada rima
ni resulta lucir como parece.
Igual cualquier halago ni apetece,
si acaso el alma fácil se lastima,
porque piense que un bárbaro le tima
mientras de paso de bondad carece.
Porque quien deprimido siempre vive
aquí sería firme candidato
por supuesto a sufrir sus consecuencias,
y su propio maltrato lo recibe
sin que goce de paz siquiera un rato
al pagar con dolor sus penitencias.
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