Pensar me gustaría
que la vida también parezca un sueño,
siempre que su mentor fuera su dueño
y así poder gozarla con sutil alegría.
Será que nunca exento de cualquier fantasía
el mundo me parece tan pequeño
que aunque en no derrochar ponga mi empeño
siempre alguien me la lía.
Así seguro viviría a gusto
sin que ninguna queja la tripa me reviente
porque cara no venda mi locura,
porque explotar pudiera hoy de cualquier disgusto
mientras duerma en mi cama de repente
sabedor de que el odio apenas tiene cura.-
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