Harto del curro hasta ahogar mi cuello
Harto del curro hasta ahogar mi cuello
y la vida repleta de sofoco,
la mente no regía ya tampoco
para ver la joroba del camello.
Y sin poder tomar un buen resuello
incapaz de avenir la vida un poco,
no quise ver que andando mal mi coco
pudiera sofocar tanto atropello.
Así vivía falto de ilusiones
por sacarle un momento a los minutos
harto de presupuestos y de facturas
porque en la gran ciudad los centuriones
son los terratenientes absolutos
que con dinero esconden sus locuras.
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Publicado el: 19-04-2013
Última modificación: 00-00-0000
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