¿Qué fácil es ahora
ser dueño de las propias fantasías
aunque al final resulten mis manías
las que siempre caminen a noventa por hora.
Puede que mi carácter sufra una gran demora
que le lleve a perder sus alegrías
encontrando sus arcas bien vacías
al despertar la aurora.
Porque soñar ya sueño cada noche
estando aún dormido o quizás bien despierto,
siendo así el resultado siempre el mismo:
escapar del dolor al margen del reproche,
pues pretendiendo no quedarme tuerto
al rellenar mi vida del más sano optimismo.
|