Bien harían volviendo a sus favelas
y mitigar el hambre a sus paisanos
que vivir arrastrándose por pelas
donde se han de perder hoy los humanos.

Pero el asunto corta muchas telas
dentro del mogollón de los fulanos
que dignos de llamarse sanguijuelas
pronto se olvidan de que son cristianos.

Mucho no escucharán los futbolistas
mientras los hinchas paguen sus entradas
con el sudor de su dichosa frente,

pues abonar los sueldos terroristas
muy poco justifica sus miradas
con el hambre que pasa mucha gente.

Luis Pérez