Desde la cuna sólo viste tu ego
y creyéndote único en el mundo
lanzaste tu complejo furibundo
al hacer del rencor tu propio juego.
Mentira pareciera que el apego
nazca y resurja del amor profundo
cuando lejos de ser simple y fecundo
tan bien que me trataste de borrego.
Porque no en vano yo me lo temía,
nunca fue tu razón muy generosa
repleta de detalles tan ingratos,
porque tantos disgustos me comía
siendo la voluntad tan poderosa
que mal me pone recordarte a ratos.
|