La voluntad mantengo
sin duda inquebrantable por bandera
lista para saltar cualquier frontera
que en soñar a menudo a solas me entretengo.
Y que nadie me acuse cuando el golpe prevengo
si al chocarme de bruces una fiera
no apreciara salvar mi cabellera
la única que tengo.
Desde niño esquivé las bofetadas
hasta llegar a ser un experto excelente
en manejar con éxito ese guante,
quizás por no creer nunca en los cuentos de hadas
que la piel me salvaran de repente
tirando día y noche siempre para delante.
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