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Para cualquier lugar la cara viran
los corruptos que pillan en faena,
que si les condenasen a la trena
fácil que las orejas les estiran.
Ante el delito incrédulos se miran
porque evitar pretenden la condena,
salvando a todas luces la melena,
tanto que ante los jueces ni respiran.
En toda democracia bananera
del sistema se mofan con locura
sin que la normativa mueva un dedo;
será que todos guardan la cartera
como buenos amigos de la usura
y artistas en el arte del enredo.-
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