No habrá de ser así, que sólo el viento
a tu cuerpo lozano se aproxime,
pues siempre quedará la fe que anime
revivir de memoria aquel momento.

Tal vez en el soñar del pensamiento
vayas por el jardín de lo sublime,
donde habrás de escuchar la voz que oprime
tus vibrantes arterias sin aliento.

Si sólo al caminar tu nombre sientes,
ya te basta saber que en este coso
nadie suplantará su incompetencia,

pues contra lo que piensan los presentes
fuera de ese matiz meticuloso
nada podrá cambiar mi irreverencia.

Luis Pérez