Y siento tan a lo lejos
el dolor del llanto herido
que dejé el adiós sin nido
de un hermano sin complejos.
Con tanto odio y sus manejos
se despidió decidido
que aunque vuelva arrepentido
ya los dos seremos viejos
Y es tan profunda la pena
que siendo sangre la misma
la que encima se derrama,
no es la soledad ajena
la que le dé igual carisma
a tan desdichado drama.
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