Es mi alma que delira
la que tan a menudo me atormenta
poniendo mis bondades a la venta
disimulando siempre su tremenda mentira.
Hoy puedo sentir como mi corazón suspira
y en su batalla diurna se lamenta
al sentir que su estómago revienta
de impotencia la tira.
Hambriento de fortuna fácil vivo
aunque tampoco quiero morir en el invento
porque con poco soy feliz a veces,
tanto que con frecuencia tentaciones esquivo
no sin antes cubrir el pensamiento
de muchos argumentos y razones con creces.
|