Por libertad estimo
la posibilidad de elegir credo
siempre que al prójimo le importe un bledo
que yo por intereses a la postre haga el primo.

Y que conste que esfuerzos rara vez escatimo
tal vez manipulado por el miedo
cuando a ningún malabarismo cedo
previendo cualquier timo.

Porque nada me creo por narices
forzado por los dogmas del poder gobernante
según la democracia de los votos,

pues demasiadas son hoy ya las cicatrices
que sufridas en tono delirante
todavía me tienen los nervios casi rotos.

Luis Pérez